Peras al vino blanco
No son muy abundantes los postres en los que la fruta, en sí, es la protagonista. Vamos, que no nos encontramos un pedazo de fruta tratado de alguna manera y nos flipa. Creo que de los que se salvan, por votación popular, son las manzanas asadas y las peras al vino, dos clasicazos de nuestra gastronomía aunque no todo el mundo sea muy fan de ellos. Con las peras al vino siempre me he encontrado amadores y detractores aunque la cosa ha cambiado cuando el otro día le di una vuelta de tuerca, usé vino blanco en lugar de tinto, y a todo el mundo le fascinó. ¿Lo habéis intentado antes? Pues estáis tardando.
El proceso es súper sencillo: una olla, peras de las que más os gusten bien peladitas y cortadas – sin corazones, of course – un porrón de vino blanco que no tiene por qué ser el más caro, ni el más barato, un poquito de canela, azúcar moreno y blanco y, para terminar, un toque de hierbabuena que le va como no os podéis creer. Nada más. Dejarlas hacerse al fuego hasta que estén tiernitas y luego enfriarlas rápido en la nevera para que sea el postre perfecto. No, no tenéis excusas. Sólo podréis disfrutar.
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